Benicarló, 14 de abril de 1931
Per Josi Ganzenmüller
Se cumplen 90 años de la proclamación de la II República. Mucho se ha escrito sobre todo lo que acaeció en aquel día tan trascendente para la Historia de nuestro país. Pero… ¿cómo se sucedieron los hechos en Benicarló? Encontramos la explicación en el libro “Empresarios, políticos y sindicalistas. La pugna por el poder en el Benicarló de la II República (1931-1936)”, del historiador Adolf Sanmartín Besalduch.
Dos días antes
Domingo 12 de abril, elecciones municipales
Según el Archivo Municipal de Benicarló (A.M.B.), el número de habitantes contabilizados en el padrón de 1929 era de 7.569. De acuerdo a la Ley Electoral vigente –la de 2 de octubre de 1877- sólo podían votar los varones a partir de los 25 años, por lo que el censo ascendía a 1.913 electores.
Sabemos que se presentaban dos candidaturas: la republicana, liderada por Federico Domingo Sanjuán y la monárquica, auspiciada por el Marqués de Benicarló, que contaba con Santiago Añó Doménech en el primer lugar.
Llegado el día de las elecciones, ejercieron su derecho a voto 1.286 varones, el 67’2% del censo. Los resultados fueron favorables a la candidatura monárquica, que obtuvo 832 votos, frente a los 454 de los republicanos. Así queda reflejado en el acta de escrutinio firmada, esa misma noche, por José Serret Cuartero, Secretario de la Junta Municipal del censo Electoral.
Dicho escrutinio, no obstante, adquirió rápidamente carácter de provisional, tras la gran cantidad de reclamaciones presentadas por la candidatura republicana, que especificaban que “los comicios se verificaron con tantas coacciones y compra de votos, que el resultado que arrojan no es real, ya que, de haberse celebrado legalmente, la conclusión hubiera sido diferente”.
Las reclamaciones, firmadas por Federico Domingo, Federico Castellano, José Tiller, Juan Bautista Masip y Manuel Añó, alegaban como fundamentos “la compra de votos en forma de remuneración a muchísimos obreros y las coacciones, que llevaron a cabo los Jueces de mesa y los suplentes en la puerta y dentro de los colegios”. Además, “el Sr. Marqués de Benicarló, persona de mucha ascendencia en la población, puso en trance de pasar por traidores a los que no votaran la candidatura por él patrocinada, pues en la noche anterior a las elecciones, llamó como tales a los que iban a luchar contra su gente. Incluso se presentaron innumerables casos a quienes se les amenazaba con una subida de alquiler en caso de votar a los republicanos, existiendo otros que recibieron cartas desde Madrid y Valencia obligándoles a qué lista votar” (A.M.B.) El resultado fue, ya el martes siguiente, la suspensión del escrutinio y la formación de un Comité revolucionario local.
Martes 14 de abril
Federico Castellano Sancho, alcalde de Benicarló en dos periodos (mayo 1933 /agosto 1934 y febrero/octubre 1936), en su libro “Memorias del Ex Alcalde de Benicarló, Castellón, 1931-1938. Exiliado en África y liberado en México”, relata que “recuerdo que estábamos pendientes de las noticias que daba la radio y al enterarnos que el pueblo de Eibar, en sesión solemne, había proclamado la República, los vivas, los abrazos, la emoción iluminaban los corazones y ahogaban las gargantas roncas de tanto gritar, con la ilusión de hacer una España nueva.
La multitud que llenaba los salones del Centro Republicano, las escaleras y la calle, llenos de emoción fuimos en manifestación al Ayuntamiento. Se interrumpió el tránsito y los vivas ensordecían. Éramos un conglomerado de locos; llevábamos la bandera tricolor que lucía orgullosa sus colores con la brisa del mes de abril. No había nadie en el Ayuntamiento e inmediatamente se llenó de gente. Se abrieron los balcones y en el centro colocamos la bandera republicana.
Federico Domingo dirigió unas palabras, diciendo que los concejales propuestos por los republicanos, quedaban constituidos en comité, del cual él había sido elegido presidente y se había levantado acta por la que se hacía constar que se había proclamado la República en Benicarló. Los vivas fueron unánimes y formados en nutridísima manifestación, salimos con la bandera al frente a dar la vuelta a la población, coreando las estrofas del Himno de Riego”.
Este relato, no obstante, pasa por alto dos episodios que resultarán determinantes para el futuro de la República en Benicarló. Hacemos referencia a la aparición de los primeros recelos y desavenencias entre los republicanos y los anarquistas. En efecto, ese mismo día 14, cuando, en palabras de Federico Castellano, “el ayuntamiento se llenó de gente”, accedieron de forma violenta a sus dependencias varios militantes anarquistas, con objeto de saquear los archivos y destruir los símbolos monárquicos. Entre ellos se hallaba A.G.B., quien, según los antecedentes políticos elaborados en 1939 por las autoridades franquistas “arrojó a la calle, por el balcón del ayuntamiento, los retratos de Don Alfonso XIII y de Don Miguel Primo de Rivera”. (A.M.B.) Acto seguido, tras no poder materializar el primero de sus objetivos y ante la repulsa de varios de los asistentes, abandonaron la concentración y se dirigieron, calle Mayor abajo, hacia la sede de la Asociación Cultural Obrera, hoy Bar Brasil.
Frente a este mismo local se desarrollará el segundo de los episodios. Según declaraciones realizadas por José Mª Calvet, fundador del anarquismo local, “al pasar la banda de música, precedida por la bandera tricolor, paró. Nos recriminaron cierta actuación en la casa consistorial y yo les dije que todos habíamos luchado e incluso perdido la vida por la República, pero si ésta no se encauzaba por el bien social, nosotros seríamos los peores enemigos que tendría”. (Entrevista realizada a José Mª Calvet Ballester el 22 de marzo de 1989, por Santiago Doménech Masip. Desde aquí, agradecer su colaboración, sin la cual difícilmente hubiésemos podido completar el panorama sociopolítico de Benicarló durante los años treinta del siglo XX)
La radicalización de posturas, a partir de esa fecha, confirma que nos hallamos, no tanto ante una advertencia a manera de presión, como ante una auténtica y premeditada declaración de intenciones.
Al día siguiente, 15, declarado fiesta nacional, continuaron las manifestaciones de júbilo y la Marsellesa, símbolo del republicanismo histórico, sonaba por las calles de la población.
El libro de Adolf Sanmartín Besalduch fue galardonado con el V Premio de Investigación Histórica del Ilustrísimo Ayuntamiento de Benicarló, 2001. El Jurado estuvo presidido por D. Francisco Flos Anglés, Concejal de Cultura, y por los Cronistas Oficiales de las ciudades de Peñíscola, Benicarló y Vinarós, D. Juan Bautista Simó Castilo, D. Vicente Meseguer Folch y D. Juan Bover Puig, respectivamente.